En nuestra familia aprendemos los valores que se convierten en los pilares de nuestra conducta a lo largo de la vida. Si además la familia tiene una empresa, ese código moral familiar se extiende hasta ella y se transmite de una generación a otra, además de permear toda su área de influencia.
Si bien es cierto que nuestro mundo es cambiante y que muchas cosas se vuelven obsoletas en muy corto tiempo, como la tecnología o las necesidades de nuestro mercado, los valores permanecen. ¡La honestidad, el honor, la confiabilidad y la lealtad nunca pasan de moda!
Grandes empresarios de la actualidad han confesado que recurren a sus padres y a sus abuelos en busca de asesoría para resolver conflictos relacionados con sus negocios. ¿Y qué hacen esos grandes personajes? Fundamentan sus respuestas en los valores que han regido sus actos a lo largo de su carrera y de su vida privada.
México tiene una gran tradición de empresas familiares que se sienten orgullosas de serlo y de haber conformado un patrimonio con esfuerzo e historia. Con diferentes grados de éxito y crecimiento, estos negocios buscan la permanencia y nuestra sociedad los necesita por su importante aportación a la economía y a la cultura nacionales.
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